Un estudio reciente publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha revelado que la exposición a altos niveles de luz nocturna y una insuficiente exposición a la luz diurna podrían aumentar significativamente el riesgo de mortalidad prematura. La investigación, realizada con más de 88,000 participantes del UK Biobank, destaca la importancia de mantener un equilibrio en los patrones de luz y oscuridad para preservar la salud.
Los participantes del estudio llevaron sensores de luz durante una semana para registrar su exposición diaria. Los resultados indicaron que quienes experimentaban mayor luminosidad nocturna tenían un mayor riesgo de muerte por todas las causas. Por otro lado, las personas con mayor exposición a la luz diurna presentaban un menor riesgo de mortalidad. Este efecto parece estar relacionado con los ritmos circadianos, los ciclos biológicos que regulan el sueño, el metabolismo y otros procesos vitales.
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Los autores también señalaron que los patrones de luz artificial que interrumpen los ritmos circadianos naturales, como el uso excesivo de pantallas por la noche o la contaminación lumínica en entornos urbanos, están vinculados a un incremento en el riesgo de enfermedades cardiometabólicas. Estas alteraciones podrían desencadenar problemas de salud como insomnio, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, reduciendo la esperanza de vida.
El uso excesivo de pantallas por la noche o la contaminación lumínica en entornos urbanos, están vinculados a un incremento en el riesgo de enfermedades cardiometabólicas
Este trabajo subraya la importancia de adoptar medidas para minimizar la exposición a la luz durante la noche y maximizar la luz natural durante el día. Entre las recomendaciones destacan mantener horarios de sueño regulares, evitar dispositivos electrónicos antes de dormir y reducir la contaminación lumínica en los hogares y ciudades.
Los hallazgos abren una vía importante para futuras investigaciones sobre cómo los patrones de luz afectan a la salud a largo plazo. Asimismo, sugieren que ajustar el entorno lumínico para favorecer los ritmos circadianos podría ser una herramienta poderosa para mejorar la salud pública y la longevidad.
Fuente: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2405924121