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La contaminación lumínica reduce la capacidad de la naturaleza para absorber CO₂

15 de diciembre de 2025 por
La contaminación lumínica reduce la capacidad de la naturaleza para absorber CO₂
Slowlight

Las noches iluminadas de nuestras ciudades no solo transforman el paisaje urbano sino que están alterando procesos invisibles que sostienen el equilibrio climático del planeta. Un estudio publicado en Nature Climate Change ha revelado que la luz artificial nocturna modifica el metabolismo de los ecosistemas, debilitando su capacidad para actuar como sumideros de carbono. A medida que aumenta la iluminación exterior, los ecosistemas liberan más CO₂ del que capturan.

La investigación combina imágenes satelitales con datos de intercambio de carbono registrados en 86 estaciones de monitoreo en Europa y Norteamérica. El patrón observado revela que cuando hay luz artificial durante la noche, la respiración de los ecosistemas se intensifica, lo que implica un aumento en la emisión natural de CO₂ por parte de plantas, microorganismos y animales. Sin embargo, la fotosíntesis —el principal proceso de captura de carbono— no crece en la misma proporción, generando un desequilibrio que convierte a estos ecosistemas en fuentes netas de carbono.


Imagen: Freepik.

Los datos destacan que la contaminación lumínica global crece alrededor de un 2 % anual, y resalta que este efecto sobre el carbono no es un fenómeno marginal, sino un riesgo climático emergente que podría estar pasando desapercibido. Subrayan además que, a diferencia de otras fuentes de emisiones, este es un problema relativamente fácil de mitigar si se actúa de manera coordinada y con criterios técnicos claros.

Más que un problema ambiental

El hallazgo plantea un cambio de enfoque necesario en la gestión de la iluminación pública. No basta con reducir consumos o mejorar la eficiencia energética, ya que la luz es un factor ecológico que influye en el funcionamiento natural de suelos, vegetación y fauna.

Cuando una ciudad ilumina en exceso áreas periurbanas, parques o entornos rurales cercanos, está modificando de manera indirecta su contribución al equilibrio climático. Esto convierte a la contaminación lumínica en una variable que debería formar parte de cualquier estrategia municipal de sostenibilidad, junto al CO₂, la calidad del aire y la biodiversidad.

Soluciones desde CityGest

En CityGest ponemos los datos, la tecnología y la metodología al servicio de una iluminación pública más inteligente y respetuosa con el entorno. Este nuevo estudio confirma que las herramientas adecuadas pueden marcar una diferencia real.

1. Medir para comprender

Los módulos CitySKY y CityLUX permiten evaluar la contaminación lumínica y analizar luxometrías con precisión, identificando zonas donde la luz artificial está generando impactos injustificados.

2. Actuar de manera selectiva y eficiente

Con CityLINK y CityLUM, los ayuntamientos pueden regular intensidades, reducir horarios, implementar escenas nocturnas y telegestionar cuadro a cuadro.

3. Analizar el contexto ambiental

CityECO permite incorporar datos sobre calidad del aire, meteorología y otros parámetros para entender el impacto global de las decisiones sobre alumbrado.

4. Gobernar con datos, no con suposiciones

La plataforma CityDATA, junto con CityAUDIT, facilita informes comparativos y planes de acción que ayudan a tomar decisiones basadas en evidencia, no intuiciones.

Donde la iluminación y la naturaleza conviven

Si la luz se gestiona correctamente, la noche recupera su función. La biodiversidad se adapta mejor, los ecosistemas mantienen su capacidad de absorber carbono y la ciudad reduce consumos energéticos sin sacrificar seguridad ni calidad de vida.

Las conclusiones de este estudio son una oportunidad para que los municipios avancen hacia un modelo más responsable. Controlar la contaminación lumínica es una de las pocas medidas ambientales que puede generar beneficios inmediatos: ahorro económico, mejora del entorno natural y contribución directa a la mitigación del cambio climático.

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